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Amenazas Internas de Ciberseguridad y Correo Electrónico: La «vieja» brecha que sigue desangrando a las empresas

En la carrera por adoptar nuevas tecnologías, los responsables de seguridad no ven lo obvio.

La herramienta más peligrosa en su stack corporativo no es una aplicación de IA no autorizada, sino las amenazas internas de ciberseguridad, especialmente asociadas al correo electrónico que se usa cada día.

Mientras los presupuestos se desvían hacia amenazas emergentes, los datos confirman que el vector clásico sigue siendo el más letal. Según el informe: Data Security Landscape 2025, el 47% de las organizaciones a nivel mundial identifica la pérdida de datos por correo electrónico (causada por usuarios internos) como su mayor riesgo operativo. En mercados maduros como Estados Unidos, esta cifra se dispara al 59%.

No se trata de hackers rompiendo cifrados; se trata de empleados cansados, negligentes o con credenciales comprometidas que envían los activos de la empresa fuera del perímetro con un simple «Enviar».

La matemática del error humano

Para entender la magnitud del problema, hay que mirar los números. La pérdida de datos no es un evento aislado, es una constante estadística. El informe revela una correlación directa entre el número de empleados y el volumen de incidentes. En una organización estándar con 5,000 buzones de correo, ocurren en un periodo de 12 meses:

  • 3,607 correos enviados al destinatario equivocado.
  • 632 intentos confirmados de filtración de datos sensibles.

Si su organización es mayor, el riesgo incrementa. Con 10,000 buzones, los correos mal dirigidos suben a 6,567 y los intentos de filtración a 2,566 anuales. El dato crítico aquí es la concentración del riesgo: apenas el 1% de sus usuarios es responsable del 76% de estos incidentes. Identificar a ese 1% no es una tarea de recursos humanos, es una prioridad de defensa cibernética.

Anatomía de las amenaza internas de ciberseguridad ¿Descuido o Malicia?

El correo electrónico facilita tres tipos de fugas de datos que los firewalls tradicionales no pueden detener, porque ocurren a través de canales legítimos y autenticados:

  1. El «Dedo Rápido» (Negligencia): Representa el grueso del problema (58% de los incidentes son causados por negligencia). Ocurre cuando un empleado autocompleta una dirección de correo y envía un reporte financiero a «Juan (Proveedor externo)» en lugar de a «Juan (Finanzas interno)». El impacto es severo: más del 60% de los intentos de filtración involucran documentos con información sensible, y el 39% de los correos erróneos llevan archivos adjuntos.

  2. La Exfiltración «Personal»: Es el escenario clásico de Shadow IT: empleados enviando bases de datos de clientes o propiedad intelectual a sus cuentas personales (Gmail, Outlook, Yahoo) para «trabajar el fin de semana». Aunque la intención no sea maliciosa, al momento de salir del dominio corporativo, esos datos pierden toda protección y trazabilidad.

  3. La Amenaza Interna Maliciosa: Aunque menos frecuente (32% de los casos), es la más dañina. Aquí, el correo se usa como herramienta de sabotaje o robo corporativo previo a una renuncia. Los tipos de archivos más «movidos» en actividades sospechosas coinciden con los de mayor valor comercial: hojas de cálculo .xlsx (17%) y documentos .docx (14%).

¿Por qué falla el DLP tradicional?

La mayoría de las empresas intenta frenar la fuga de información con reglas estáticas de DLP (Data Loss Prevention) que buscan números de tarjetas de crédito o palabras clave como «Confidencial». Este enfoque falla porque ignora el contexto.

Por ejemplo, un usuario de finanzas enviando un Excel a un auditor externo es una operación legítima. El mismo usuario enviando ese Excel a un dominio gratuito a las 11:00 PM es una anomalía de comportamiento.

La falta de visibilidad sobre estos comportamientos es crítica: el 48% de los líderes de seguridad admite que la escasa visibilidad sobre el comportamiento de riesgo de los usuarios es su principal obstáculo para proteger datos sensibles. Sin contexto, los equipos de seguridad se ahogan en falsos positivos o, peor aún, bloquean procesos de negocio legítimos.

Cerrarle la puerta a las amenazas internas de ciberseguridad

Es irónico que invirtamos millones en proteger la red de ataques externos complejos, mientras dejamos abierta la puerta del correo electrónico.

En eSoft comprendemos que, si su estrategia de seguridad no incluye controles específicos para correos mal dirigidos y exfiltración a cuentas personales, su organización está perdiendo datos hoy mismo.

La solución no es bloquear el correo, sino implementar una capa de seguridad que entienda quién es el usuario, cuál es su historial de comportamiento y detenga el envío antes de que el error sea irreversible.

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